El real zaragoza busca su paz en granada

EL FÚTBOL ES UN UNIVERSO PROPIO CUYAS LEYES NO ENTIENDEN EL TIEMPO COMO VARIABLE. Sus códigos actuales son otros y colisionan con términos como paciencia, procesos, serenidad, aguante o

coyuntura. Todo es de consumo rápido, más aún en Zaragoza, plaza azotada por las desgracias y poblada por una afición a la que apenas se le puede reprochar nada: tiene la cicatriz del tiempo

muy viva y cruda sobre su carne después de 13 años de muchas promesas y pocas recompensas, descreída de todo y con todos. Ramírez se enfrenta ya a ese contexto, a las tensiones y

desconfianzas propias de quien no gana partidos, de quien dirige un equipo decapitado de buenos resultados, de quien, aunque no empeore los números del entrenador precedente, está ahora en

la fotografía de la escena de un crimen, con la zona peligrosa a seis puntos de distancia. Por todo ello, el Zaragoza necesita ganar en su visita a Granada, ante uno de los trolebuses de la

categoría, un equipo con dinero y piezas inaccesibles para muchos. Ramírez ya hierve en dudas, unas dudas más exógenas que institucionales, donde los jugadores se muestran leales y

convencidos del camino y donde los regentes del club consideran -al menos todavía, porque el fútbol es tan inestable como las opiniones sobre él- al técnico canario la piedra angular de un

proyecto a medio plazo.