Allied, película con brad pitt y marion cotillard

DIRECTOR: Robert Zemeckis GUION: Steven Knight ELENCO: Brad Pitt, Marion Cotillard, Jared Harris, Lizzy Caplan y Matthew Goode. DURACIÓN: 124 minutos Brad Pitt y Marion Cotillard son

seguramente dos de los seres humanos más bellos y glamorosos del planeta: la pareja ideal en el universo de fantasía de Hollywood. Juntarlos en una película; el sueño de cualquier director.

Robert Zemeckis_ _lo logró y en _Allied_ aparecen además como intrépidos espías en una historia ubicada en Marruecos durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Qué podía ser más perfecto? Nada. Y

eso es parte del problema. La perfección de un romance que inicialmente es solo una simulación para engañar a los enemigos, se conserva idéntica en la parte que pasa de la ficción a la

“realidad”. Aunque los nazis —inofensivas caricaturas que son en _Allied_— se pudieran tragar la ficción de que los espías estaban rendidos de amor, para el publico será mas difícil aceptar

que la misma perfección artificial de la mentira de repente se convierte en real. Cuando lo vemos por primera vez, la imponente figura de Pitt se erige sobre el desierto del Sahara. Va

impecablemente vestido y podría bien ser un modelo posando para alguna revista, excepto que es 1942 en plena guerra. Max Vatan es un espía canadiense que se encuentra en Marruecos para

realizar una misión para los Aliados. Una hazaña peligrosa, pero nada en el primer paso apunta a eso. Cual película de James Bond, Vatan se tiene que presentar en un elegante club nocturno

de Casablanca donde franceses y alemanes conviven en aparente armonía. Ahí, vestida de gala, lo espera su cómplice, la bellísima Marianne Beauséjour (Cotillard). Con toda naturalidad,

Marianne presenta a Max como su esposo ante sus “amigos” nazis para que también lo inviten a una cena en la embajada alemana. La idea es que allí ambos se encargarán de asesinar a un

importante funcionario del gobierno de Hitler. Escena de la película 'Allied' protagonizada por Brad Pitt y Marion Cotillard Paramount/Cortesía Everett Collection Marianne, una

agente de la Resistencia francesa, interpreta con gran aplomo su papel de mujer enamorada y seductora. A pesar de que Max es un consumado agente, a su lado parece un ingenuo principiante.

Ella tiene que insistir en que la bese y abrace. Después de la mascarada en el centro nocturno, Max y Marianne se retiran al departamento de ella. Juntos suben a la azotea que es donde,

según Marianne, duermen los maridos después de hacer el amor a sus esposas. Con la luna de testigo, siguen riendo y brindando con elegantes copas de vino. La farsa debe continuar le dice

ella, por si “algún vecino estuviera viendo”. Está claro que difícilmente alguien estaría haciendo eso a altas horas de la madrugada, pero la situación es una excusa perfecta para que el

público se siga deleitando con la imagen de esa pareja tan perfecta.