Investigación y empresa murciana, unidas ante la revolución agro | la verdad

Comenta Compartir La agricultura tiene una importancia trascendental en nuestras vidas. Juega un papel trascendental en la producción de alimentos para los seres humanos. Por descontado.

Pero también en la alimentación animal (ganadería, acuicultura...), fibras, textiles y biomateriales para aplicación en diversas industrias, producción de biocombustibles, recursos

forestales, sector ornamental y paisajístico, servicios ecosistémicos... En definitiva, lo que los anglosajones (siempre tan precisos en su lenguaje) llaman «las seis efes»:

'food', 'feed', 'fiber', 'fuel', 'forestry' y 'fun' [comida, pienso, fibra, combustible, silvicultura y diversión]. Esta

importancia se acentúa en un contexto geopolítico global donde la producción agroalimentaria cada vez es más estratégica: soberanía alimentaria, acceso a recursos estratégicos, propiedad del

suelo... Y todo ello afrontando retos globales que desafían su capacidad productiva: seguridad alimentaria, nuevas enfermedades y plagas asociadas a cambio climático, fragilidad de

cultivos, dependencia de insumos, impacto medioambiental, disminución de la biodiversidad... Sumémosle a todo ello el Pacto Verde de la Unión Europea, que persigue una reducción drástica del

uso de fitosanitarios y fertilizantes de síntesis química y un aumento de la superficie de la producción ecológica. Sumémosle también lo que llamo «la gran paradoja del sector agro»: la

enorme demanda y exigencia del consumidor (lo quiere todo, y bueno, bonito y barato) en términos cuantitativos y cualitativos frente al poco glamour que la opinión pública concede al sector

y el tradicional rechazo (sin duda fruto del oceánico desconocimiento sobre la génesis y desarrollo de la agricultura) al uso de tecnologías (especialmente las procedentes de la biología)

aplicadas a la producción agroalimentaria. Y, sin embargo, nunca se ha tenido un mejor acceso a los alimentos: variados, de calidad, todo el año y a buen precio. Nunca hemos tenido mayores

capacidades científicas, mimbres y recursos de investigación y desarrollo, mayor conocimiento, mayor potencial de tecnificación. Y nunca como hasta ahora se han alineado en tan poco tiempo

tantos posicionamientos en España y la Unión Europea (Visión de la UE en la agricultura 2040, Declaración de Tecnologías Estratégicas-STEP, declaración 'Construyendo el futuro con la

naturaleza: impulsando la biotecnología', Estrategia Española de Alimentación) que apoyan la competitividad en la agricultura a través de la innovación basada en conocimiento

científico; el enfoque multiactor público-privado; la biotecnología, y, específicamente, la edición genómica en plantas y microorganismos. Todo ello urgiendo a dotar de un marco regulatorio

y mecanismos que apoyen su plena implementación, siguiendo la tendencia del resto de países avanzados (en Asia, América, Oceanía..., hasta el Reino Unido 'post-Brexit' con su

'Precision Breeding Act' [Ley de Producción de Precisión]). Creo también que la opinión pública está cambiando su percepción ante el sector, reconociendo su comportamiento acíclico

y robusto ante las sucesivas crisis (financiera, sanitaria...) y el papel clave que juega la tecnología en este desempeño. Es un sector y un enfoque que, desde luego, atrae cada vez más a

los inversores privados. De todo esto, y de mucho más, se habló en la Jornada CEBAS-Empresas 'Ciencia y tecnología al servicio de la agricultura', celebrada el pasado 20 de mayo, y

donde el centro de investigación agro de referencia en la Región conectó con empresas murcianas punteras para discutir las nuevas propuestas tecnológicas al servicio de la agricultura.

Durante esta jornada quedó en evidencia que España, y por supuesto la Región de Murcia, es un líder global y referente en agroalimentación y tecnología. Pero hace falta articular esos

mimbres, esas capacidades, alinear la oferta científico-tecnológica con la demanda empresarial y del mercado, acercar y trabajar aguas arriba (generando conexiones de valor) y aguas abajo

(acompañando el proceso hasta materializar la colaboración ciencia-empresa). Precisamente, esta es la labor que venimos desarrollando desde hace 20 años en Biovegen, y seguiremos impulsando

la innovación vegetal desde el convencimiento de que es una palanca crucial e ineludible en el camino hacia la agricultura inteligente y de precisión, rentable, sostenible y optimizada, que

tan necesaria es para el bienestar de la sociedad. Comenta Reporta un error