El apagón de schrödinger | ideal

Un tsunami de escala media-alta barrió el Mediterráneo durante la mañana del pasado lunes 28 de abril. Entre sus efectos colaterales, la desaparición de ... algunos islotes, como aquel

famoso del Perejil. ¿Se acuerdan? Pues no lo busquen ya en Google Earth. Para volver a verlo habrá que esperar a Google Sea. Dicen en los foros más recónditos de la Deep Web más profunda que

aquel tsunami —que el taimado Gobierno de Mr. Handsom Sánchez ha ocultado al público, como tantas otras cosas de su mandato— se llevó por delante un cable submarino. Y que de ahí, el Gran

Apagón. Ni que decir tiene, me he inventado todo esto, faltaría más. Lo pongo así, juntito, para evitar confusiones. Es lo que tiene, casi un mes después de aquel lunes tan comentado, seguir

sin saber qué pasó. Que nos da por fabular. Como ha hecho un periódico inglés, compartiendo un teoría de la conspiración bien chula. A mí también me pasó, al escuchar a la ministra lo de

que todo empezó en Granada, pensar en los enganches ilegales por la marihuana. ¿No habría sido precioso? Que experimente España entera lo que viven un día y otro también los vecinos de la

zona norte de nuestra capital. Mientas el Gobierno siga sin aclarar lo que pasó, estamos ante el Apagón de Schrödinger en el multiverso: cualquier pueblo de nuestra geografía pudo ser el

culpable y, a la vez, no haberlo sido, como apuntaba Manuel Pedreira el sábado. ¿Y si todo fue culpa del diferencial del bar de Coadyuvante de la Sierra, al que le saltaron los plomos? O,

por seguir en clave gastro, la culpa pudo ser la proliferación de cámaras de maduración de carne en la hostelería, algo que se nos ha ido tanto de las manos que, más que una burbuja, es una

indigestión. Mientras no sepamos qué pasó, todo pudo pasar. A ver si el informe del CNI aporta algo de luz (chiste fácil, lo siento). Más que nada para saber si esto de los apagones va a ser

moneda de cambio a partir de ahora, que hasta trataron de boicotear el Festival de Cannes apagándoles los focos el día de su gala de clausura. Hoy es lunes, otra vez. Crucemos los dedos,

lagarto, lagarto; para que no se nos fundan los plomos de nuevo. Mientras, a seguir leyendo la prensa internacional, a ver qué nuevas teorías inven… digo desarrollan.