La hermana de la mujer degollada en pescadería: «no le dejaba ni abrir las ventanas» | ideal

Jueves, 24 de abril 2025, 14:24 | Actualizado 19:00h. Comenta Compartir Radiaa B., hermana de Zhour B., degollada presuntamente a manos de su marido Y. J. en su vivienda ubicada en la calle

Galera del barrio de Pescadería, ha asegurado que la víctima no tenía permiso «ni para abrir las ventanas», si bien, desconocía si su esposo «ejercía algún control» sobre ella pero le había

trasladado que hubo conversaciones «de volver junto a él y sus hijos a Marruecos» y que, el ahora acusado, se habría mostrado «inquieto» y «dudoso» los días previos. Mediante llamada

telefónica desde Marruecos, la hermana de la víctima ha sido clara ante la magistrada Alejandra Dodero y el resto del jurado popular en la segunda jornada de la vista oral sobre su trágico

crimen acontecido el 7 de agosto de 2023, sobre cómo era la relación de la pareja, rechazando que «ella estuviera encerrada en la vivienda». En la sala, la madre de la fallecida no ha podido

evitar contener las lágrimas desde su asiento mientras escuchaba el relato de su otra hija. También ha intervenido Said B., padre de la víctima, quien aseguró que Zhour B. llegó a Almería

dos años antes de su asesinato. «Primero llegó el marido, luego vino ella con los hijos en común», ha indicado, haciendo referencia al «desconocimiento» de si la pareja atravesaba «un mal

momento o si se iban a divorciar». En calidad de testigos, los vecinos del bloque han coincidido que el día de los hechos «no se escuchó nada» ni tenían constancia de «malos tratos» previos,

sin embargo, Ismail A., vecino del matrimonio, apuntó que los hijos de 9 y 8 años de la pareja, llamaron a su puerta «llorando y nerviosos» para «pedir auxilio» porque «ha matado a mi

madre», motivo por el que llamó a la Policía Nacional. Durante la vista han participado, además, los forenses, Ximena Arean y Juan Luis Sánchez, que practicaron la autopsia del cuerpo de la

mujer, de 27 años, y han vuelto a ratificar y dar cuenta de la muerte por degüello de Zhour B., de origen magrebí, que presentaba una «tremenda herida» en el cuello, debido al ataque, que

fue por la espalda y que no le permitió defenderse. Así, los peritos han corroborado que Zhour B. presentaba «un complejo de heridas» en el cuello, una zona vital por naturaleza, «cuatro de

ellas muy importantes y otras más superficiales» que eran incompatibles con la vida. En su discurso, los profesionales han argumentado que la víctima presentaba «casi una decapitación» y su

muerte llegó «en pocos minutos» debido al «shock hipovolémico por la pérdida de sangre». Con la exposición de las imágenes de la víctima ante el jurado popular, y que los familiares han

evitado ver para no aumentar su dolor, los forenses han explicado que la mujer asesinada presentaba «algunos cortes» en las manos, conocidas como «heridas de defensa», producidas también por

el arma homicida que Y. J. habría sacado de un cajón de la cocina. Esto, explica que la víctima no tuvo capacidad de defensa ante el ataque de su marido, por detrás, mientras ella se

encontraba en la cocina, posiblemente preparando el biberón de su bebé, que se encontraba también en la escena del crimen. EL ARMA HOMICIDA, EN EL FREGADERO De igual modo han participado los

agentes policiales encargados de la inspección ocular en la vivienda donde se cometió el crimen y, en su declaración, han manifestado que al acceder al bloque de pisos de esta barriada

almeriense, vieron que había una reja seguida de una puerta de seguridad, elementos que no tenían el resto de viviendas del edificio. Una vez en el interior, «todo estaba muy ordenado y muy

limpio», por lo que no localizaron indicios de que hubiera una pelea o forcejeo entre el matrimonio. «El cuchillo –el arma homicida– se encontraba en el fregadero, con restos de sangre y el

cajón estaba abierto», ha indicado el agente que, en el informe de la inspección el policía ha valorado lo «grave» del ataque, que habría ocurrido estando la mujer de pie en base al amplio

arco de sangre que se trazó en la paredes de la estancia a consecuencia del corte, el cual viraba en sentido descendente al momento en el que el cuerpo se habría desplomado en el suelo. De

hecho, han dado cuenta de la presencia de «un biberón lleno de leche y una gasa de bebé» en la estancia, que tenía «abundante sangre», y que se localizaba a unos 30 centímetros de la mujer

así como el hallazgo de huellas de pies descalzos que correspondían al acusado, Y. J., tras la toma de muestras en dependencias judiciales. En la alocución de los policías se han exhibido

las imágenes de cómo encontraron la escena del crimen y, el acusado, para el que la fiscal Déborah Díaz-Jiménez pide 25 años de prisión, se mostró cabizbajo, misma actitud que mostró el día

anterior durante la sesión, que se extenderá hasta el lunes, 28 de abril. DESCARTAN QUE EL ACUSADO PADECIERA «ALGÚN TRASTORNO» Los hermanos del acusado, que aseguró no recordar nada del

crimen ni los días previos en la primera sesión del juicio, también han prestado declaración y, en primer lugar, Nor Eddine J., ha confesado que desconocía si había «malos tratos» hacia su

esposa, dando cuenta de que se veían una o dos veces al mes. Posteriormente, Icame J., otro de los hermanos del encausado, ha resaltado que sí había hablado con él antes de cometer el crimen

y que le había confesado que su mujer «iba a llevarlo a comisaría para decir que compró un teléfono y una televisión robadas», hechos que, asegura, se trataban de «imaginaciones en su

cabeza». Asimismo, Zhour B., había hablado con su esposa para pedirle una «cita con el psicólogo» porque había vuelto «su enfermedad de hablar mucho y solo». En su confesión también ha

mostrado que el acusado le trasladó «sus sospechas» de que era «infiel», motivo por el que «lo iba a denunciar a la policía para quedarse con la vivienda», unas palabras que, insistió, eran

«imaginaciones» suyas. Al llegar el turno de los médicos forenses, que exploraron al presunto autor del crimen por si padecía «algún tipo de trastorno», han descartado esta posibilidad y

aseguran que «no tenía ningún tipo de patología». Además, insisten en que no hallaron un historial clínico del presunto autor «por salud mental» en los siete años previos al 7 de agosto de

2023, día del crimen. Durante su declaración, los peritos han argumentado que el acusado narró «cómo habían pasado los hechos». Es decir, el hombre dijo que el día del crimen, varios vecinos

le habían dicho que su mujer quería denunciarlo. La llamó para pedirle que no abriera a nadie y, una vez en la vivienda, al no tener explicaciones de ella, cogió el cuchillo para acabar con

su vida. Aun así, la forense reitera la «poca recepción» del acusado, que tampoco explica «los motivos» por los que cometió el crimen, que sí declaró en Comisaría tras su detención y, el

perito psicólogo apunta que Y. J., sí «entendía lo que había realizado» y «sabía que estaba mal», que prueba el conocimiento y la consciencia de sus actos. Comenta Reporta un error