Las torres de teruel que se construyeron por una competición amorosa, según la leyenda

Detrás de la inclinada torre de la plaza Pérez Pardo, el sol desaparece, poco a poco, se refleja en la construcción mudéjar y hace brillar su cerámica, que produce multitud de destellos

verdes. Ninguna tarde la torre luce del mismo color, unas veces se acentúan los tonos rojizos de los ladrillos hechos con arcilla y otras, LA TORRE DE SAN MARTÍN, COMO SE LA CONOCE AHORA,

ADQUIERE UN TINTE AMARILLO para competir con los últimos rayos de sol. PERO, LA LEYENDA DE SU CONSTRUCCIÓN es todavía más bonita que su vista actual, o MÁS TRÁGICA, SEGÚN EL ÁNGULO DESDE EL

QUE SE MIRE.  Y ES QUE, EN EL ARAGÓN DE LA EDAD MEDIA, LOS DRAMAS DE AMORÍOS ERAN MUY COMUNES. Destacan, por ejemplo, las familias turolenses y sus líos de amor, como los Marcilla con los

Segura de Teruel, o la joven Elvira que costeó las obras de un nuevo puente sobre el río Guadalaviar para no tener que atravesar el entonces existente en el que fue asesinado su marido por

un pretendiente celoso. Y, como no, todavía se oyen los gritos desde peña Palomera de la enterrada viva de Alfambra. NO CABE DUDA DE QUE EL AMOR ES UN TEMA MUY TRABAJADO EN LAS LEYENDAS

MEDIEVALES, SOBRE TODO EN ARAGÓN, y más especialmente en la provincia de Teruel. INCLUSO LAS DOS TORRES MUDÉJARES MÁS FAMOSAS DE SU CAPITAL SE CONSTRUYERON POR AMOR.  Te puede interesar LA

LEYENDA DE LAS DOS TORRES DE TERUEL Se cuenta que, a comienzos del siglo XIV, dos arquitectos musulmanes llamados Abdalá y Omar trabajaban en la ciudad de Teruel. Los cristianos de la villa

DESEABAN CONSTRUIR TORRES ADOSADAS A LAS IGLESIAS DE SAN MARTÍN Y EL SALVADOR, y encargaron esta labor a los dos alarifes. La fama de los mudéjares como expertos en albañilería estaba bien

consolidada en todo el reino, por lo que se esperaba un resultado sobresaliente. EL DESTINO —O TAL VEZ EL AMOR, COMO SUELE OCURRIR EN ESTA CIUDAD— quiso que ambos coincidieran en el camino

de una joven mora de gran belleza. Zoraida, que era cortejada por los dos, no lograba decidirse por ninguno, pues ambos le resultaban igualmente encantadores. Fue entonces cuando el padre de

la joven propuso una solución: entregaría la mano de su hija a quien construyera la torre más hermosa en el menor tiempo posible. LOS TRES ACEPTARON EL DESAFÍO Y SE PUSIERON MANOS A LA

OBRA. El tiempo transcurrió. Las torres, casi idénticas, se elevaban cubiertas por andamios, cañizos y lonas. Omar finalizó su torre antes que Abdalá, y se preparó para mostrar con orgullo

su creación a los habitantes de Teruel. Pero la admiración inicial dio paso rápidamente a la decepción: LA TORRE DE SAN MARTÍN PRESENTABA UNA LIGERA INCLINACIÓN. Lleno de desesperación, OMAR

SUBIÓ APRESURADAMENTE HASTA LA CIMA DE LA TORRE Y SE ARROJÓ AL VACÍO. Días después, Abdalá y Zoraida, ya casados, contemplaban desde el campanario de El Salvador el perfil de la torre

rival. AL VERLA, UN SUSPIRO CARGADO DE NOSTALGIA ESCAPÓ DE SUS LABIOS.