La historia de superación tras la enfermera malagueña que entregó la copa de la reina | diario sur

marina rivas Sábado, 13 de febrero 2021, 22:07 | Actualizado 22:28h. Comenta Compartir Este sábado hubo más de un motivo para celebrar en La Rosaleda. Además del propio título, la Federación

Española de Fútbol quiso hacer un guiño a la vida, aquellos que llevan todo un año velando por nosotros, perdiendo la salud y dedicándose al resto y que, además han tenido que lidiar sus

propias batallas contra un virus que ha cambiado nuestra forma de ver el mundo. La encargada de representar al colectivo sanitario en esta Copa de la Reina guarda además una gran historia de

superación. La enfermera malagueña Cristina García superó la Covid no sin graves problemas.Pasó ocho días en coma inducido por una neumonía bilateral a principios de marzo y estando

embarazada. Un año después de pasar aquella agonía, que además obligó a adelantar su cesárea tres meses para salvar la vida de su bebé, ella y su hija Daniela, fueron protagonistas en La

Rosaleda. Fue homenajeada, invitada al palco, también junto a su marido y tuvo el honor de entregar la Copa a la capitana del Barcelona, Vicky Losada, respaldada en este palco por el

presidente de la RFEF, Luis Rubiales; el secretario general de deportes de la Junta, José María Arrabal; el vicepresidente de la Diputación de Málaga, Juan Carlos Maldonado; el alcalde de la

ciudad, Francisco de la Torre y el seleccionador del combinado nacional femenino, Jorge Vilda, entre otras autoridades. «Todo fue a través de Marina, la compañera de prensa del Hospital

Regional Carlos de Haya, le ofreció tres historias de enfermeras que se contagiaron a la RFEF, escogieron la mía y de repente me llamó Rubiales por videollamada y me dijeron que me iban a

homenajear en el partido, no me lo podía creer», relata la malagueña, ilusionada. Y recuerda, sobre su historia: «Aquello fue horrible, sólo recuerdo cosas que no sé si quiera si eran reales

o las estaba soñando, tengo como lagunas y ya cuando me desperté del coma sólo recuerdo romper a llorar. Lo primero que hizo fue tocarme la barriga, me noté el apósito de la operación y me

pasé horas y horas sin parar de llorar. No entendía nada. De repente no tenía a mi hija, no sabía cuánto tiempo había pasado, estábamos en Estado de Alarma…». Recuerda que, ante su crisis

nerviosa al volver a la realidad, sus compañeros del Hospital intentaron tranquilizarla, pero el perderse los primeros instantes de vida de su pequeña la siguen marcando. Daniela pasó dos

meses en el centro hospitalario, al tercero, regresó a casa. «Fue muy duro, tenía mucho miedo, porque ella era prematura, me la tuve que llevar a casa con un monitor y hospitalización a

domicilio…Además estaba el tema de la Covid, estaba obsesionada con la Covid, todavía hay muchos amigos nuestros que no la han conocido, porque me da miedo exponerla«, se sincera. Cómo ha

cambiado todo en un año. Ahora aquellos no son más que horripilantes recuerdos de lo que a día de hoy se ha vuelto una vida feliz. «Lo pillé el 6 de marzo, cuando todavía nadie iba con

mascarilla y se veía todo muy lejano. Yo entonces no estaba trabajando, estaba de 27 semanas, tenía que haber tenido a Daniela en junio, se adelantó tres meses. A día de hoy está estupenda y

yo empecé a trabajar otra vez en octubre. Intenté alargar la baja, pero no me daban nada más«, se aqueja. Ha vuelto a batallar desde la primera línea, porque la profesión se lleva por

dentro. Eso sí, la enfermera asegura: «Desde el 23 de marzo tengo una nueva fecha de cumpleaños». Comenta Reporta un error