Sobre una nociva sobredosis de lujo

SOBREDOSIS de _glamour_ en el pleno de la Liga durante la gala del lunes en Zúrich. El equipo ideal completamente compuesto por futbolistas de la Liga y si eso no fuera bastante para

levantar sarpullidos gratuitos en Premier, Bundesliga o Calcio, esos afortunados llevaban colgadas del brazo a unos bellezones que no parecen de este mundo. Y, claro, con la que está cayendo

en este país, esa exhibición de poderío y de lujo, sólo ha hecho levantar demasiadas ampollas. No sé cuánto va a durar este estado de cosas en nuestra Liga, pero me imagino que no mucho. Es

un escaparate el actual que despierta unas envidias que conforman una efectiva fábrica de crear enemigos. Las fotos de Zúrich en que unos chavales jovencísimos y riquísimos hacen ese alarde

de fuerza pueden acelerar el ocaso de nuestro fútbol. Por ese aburguesamiento cayeron torres mucho más altas y la verdad es que la visión alucinógena de Irina, Sara o Pilar multiplicará,

sin duda, la animadversión exógena. Por lo pronto, los alemanes seguro que andarán preguntándose que cómo con la ruina que arrastramos podemos disfrutar de estos futbolistas mientras que la

Bundesliga no logra meter ni un solo elemento en el once ideal. Pero no todo el peligro vendrá de fuera, claro que no. Pienso que el final de la Liga de las Estrellas tendrá su puntilla con

el régimen fiscal recientemente dictado; y es que España fue una especie de paraíso fiscal para el futbolista, de ahí que viniesen tantas estrellas. La exuberante aparición de los

futbolistas y de sus deslumbrantes parejas fue como un reparto de veneno que puede traerle funestas consecuencias a la Liga. Junto a la pregunta de que dónde encuentran a esas beldades, la

otra cara de la moneda la dio el de siempre. El de siempre es Leo Messi, que para compensar lució un esmoquin extravagante y muy parecido al de ese gran hortera universal que es Maradona. Y

es que así pasa siempre a lo largo de la vida, que nadie es perfecto, ni siquiera Messi.