Volcán etna, el gigante europeo que nunca duerme

El ascenso al MONTE ETNA, la imponente «montaña de fuego» como los árabes lo denominaron (Ŷébel Uhamat), es una experiencia que despierta tanto respeto como fascinación. No es solo la cumbre

más alta de Sicilia, con 3.357 metros, sino EL VOLCÁN MÁS ... ACTIVO DE EUROPA. Un coloso terrestre que ha registrado, a través de los cuatro cráteres de su cumbre, cientos de erupciones a

lo largo de su larga historia terrestre. El episodio eruptivo más reciente lo ha mostrado apenas hace unos días: generando tremor volcánico, lluvia de lapilli (pequeñas piedras y cenizas) y

emitiendo fuentes de lava que han alcanzado hasta 300 metros de altura proyectadas por los respiraderos de la cumbre del cráter. Es un volcán que despierta emociones desde el momento en que

se pone pie en Sicilia, isla italiana en cuya área nororiental se distingue oscura e inconfundible la silueta del Etna. Sorprendente con su gran actividad que, en el pasado, fue responsable

de diversos episodios de gran destrucción, como cuando en el año 1669 una erupción arrasó casi totalmente la ciudad de Catania. Una figura cónica que va creciendo en presencia a medida que

nos acercamos a ella. Alrededor de sus faldas y en base, que abarca una superficie de terreno de 140 kilómetros, enriquecida por milenios de coladas de lava fruto de su gran actividad

volcánica, se despliega una exuberante fertilidad. Una generosidad volcánica que ha permitido la abundancia en huertos y viñedos; retazos vegetales cuidados con el mimo de quien se sabe

viviendo en un lugar único como es Catania, la provincia siciliana donde la vida se desarrolla bajo la constante vigilancia de este gigante de fuego que la tradición cristiana convirtió en

la puerta del infierno. TODA UNA AVENTURA Alcanzar su cumbre por la vertiente sur, en la provincia de Catania, requiere de guía certificado (sin su compañía experta no se pueden sobrepasar

los 2.800 metros) y, sobre todo de esos breves periodos de calma que experimenta un estratovolcán tan peligroso como el Etna por MOSTRAR ERUPCIONES EXPLOSIVAS Y ESPECTACULARES al estar casi

siempre activo. El ascenso comienza en el RIFUGIO SAPIENZA, a 1.910 metros, en las cercanías de la estación del teleférico. Es donde el aire se vuelve más frío y el negro paisaje de lava

solidificada nos recuerda la furia volcánica impredecible y apenas dormida bajo nuestros pies. La ruta sigue una pista reconstruida sobre coladas volcánicas, donde las ondulaciones

petrificadas y las burbujas de roca como negras bocas congeladas en el tiempo evocan la violencia de antiguas erupciones. A medida que se gana altura, el esfuerzo se ve recompensado con

vistas sobrecogedoras de los campos de lava y, finalmente aparecen los SILVESTRI, dos cráteres más activos formados en el año 1892 cuya vasta depresión se oculta entre nubes de vapor

sulfuroso. La tierra parece bramar bajo los pies, y el viento, cuando despeja las calderas apenas unos instantes, deja ver abismos negro y gris de rocas solidificadas y cubiertas de ceniza

que desafían cualquier escala humana. Hacia el sudeste, una cadena de CRÁTERES VOLCÁNICOS de menor actividad exhala columnas de humo, recordando que el Etna sigue siendo un punto de

liberación de energía, a través del flujo volcánico, cuando la tensión bajo la corteza terrestre alcanza su límite. El descenso podemos hacerlo por el mismo itinerario o bien asomarnos al

VALLE DE BOVE. Se trata de un colapso que el volcán sufrió hace miles de años provocando un enorme deslizamiento de lavas solidificadas que originó un maremoto al oriente del Mediterráneo y

dejó esta maravillosa depresión. Los colapsos volcánicos de este valle se han ido sucediendo dando lugar a perfiles abruptos de estratos cubiertos de ceniza y pequeñas piedras volcánicas. Su

ladera abrupta invita a un descenso vertiginoso desafiando la estabilidad con cada paso desde los 2750 metros de altitud. No sin antes contemplar una panorámica de un paisaje arrasado por

la lava, en una erupción del año 2005, que transformó la ladera en un mundo de belleza mineral donde la vida se aferra con las primeras plantas que enraízan entre la lava. LOS

IMPRESCINDIBLES DE CATANIA La ciudad es uno de los centros más importantes del barroco siciliano, de ahí que la Unesco decidiera proteger su arquitectura declarándola Patrimonio de la

Humanidad en el año 2002. Entre sus indispensables, se encuentra la Piazza del Duomo, donde se concentra la principal actividad política, religiosa y festiva, pues aquí se encuentra su

catedral, el ayuntamiento y, alrededor de la fascinante estatuta del elefante ('O Liotru', símbolo de la ciudad), se celebra el Carnaval, con sus máscaras y su desfile de carrozas,

y la fiesta de Santa Venera, patrona de Catania. Conocer la zona implica también dar un paseo por Via Etnea, la calle más importante, que se extiende 3 km. Fue trazada tras el terremoto de

1693 para facilitar la huida ante una erupción del Etna. Hay que pasear en dirección norte y hacer un alto en la piazza Stesicoro para ver los restos de un anfiteatro romano, además de

iglesias y palacios. En la colina, más arriba, ofrece unas vistas espectaculares el Giardino Bellini, un jardín de Giardino Bellini de 61.000 m². El castillo Ursino, fundado por Federico II

de Suabia en el siglo XIII, es hoy un rico museo cívico que también merece la pena ver, como el palacio Biscari, la residencia nobiliaria más importante. Cerca se encuentra el Teatro

Massimo, dedicado a Vincenzo Bellini, hijo ilustre de esta ciudad. Un alto en la Pescheria de Catania te sorprenderá. A este antiguo y bullicioso mercado matutino de pescado se llega

subiendo unas escaleras de roca volcánica. Por último, conviene visitar también lugares insólitos a los que vale la pena dedicar tiempo, como son el caso de San Berillo, el barrio histórico

de mil caras con sus edificios inacabados y destruidos por los bombardeos; el museo del Desembarco de Catania, un concentrado de la historia local ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial,

enriquecido por exposiciones multimedia; y la Fera O' Luni, el mercado que se celebra en las callejuelas entre la Piazza Carlo Alberto y la Piazza Stesicoro. Acercarse por la vertiente

norte al Etna, menos frecuentada, añade atractivos como disfrutar de la encantadora ciudad de TAORMINA con sus calles medievales enriscadas en el monte Tauro, a orillas del mar Jónico,

atrayendo a la realeza, aristócratas y numerosos artistas. Desde su teatro clásico de orígenes griegos (siglo III a.C.) el monte Etna queda enmarcado como un exclusivo escenario natural. En

cualquiera de las rutas, cada piedra, cada grieta en la roca volcánica, cada columna de humo es un recordatorio de que el Etna no es solo una montaña: es un volcán vivo, un guardián de la

historia geológica de Europa, y un espectáculo natural que deja una huella imborrable en quienes se atreven a desafiar su cumbre.