Redefiniendo lo que significa una 'relación' a los 70 años

A mi edad, el término “novio” es muy juvenil, y cuando se dice en referencia a Jonathan, es bastante inadecuado. Nos conocimos en Match.com cuando yo tenía 60 años y él tenía 58. Primero

tuvimos una relación de amistad con clasificación G, luego nos tomamos un tiempo y después nos reencontramos. La noche en que anunció que ya no quería ser solo mi amigo, me confesó una

preocupación: que las mujeres con las que había tenido una relación después de su divorcio en algún momento le preguntaban: “¿A dónde va esto?”. “¡Ja!”, le dije yo, que enviudé (en inglés)

después de 34 años de matrimonio. “¡Has llegado al lugar adecuado!”. Diez años después, ambos nos sentimos tan comprometidos como pueden sentirse dos personas no casadas. Vivimos en

apartamentos separados en Manhattan, a una milla de distancia, en una ruta de autobús que nos lleva de un apartamento al otro. Pasamos los fines de semana juntos en una casa junto a un lago,

a 60 millas al norte de Manhattan, y fuimos compañeros de aislamiento allí durante la pandemia. Ya sea que cohabitemos durante 18 meses por la COVID o solo los fines de semana, funciona. Él

me brinda excelente compañía, sabe escuchar, me anima, hace la cama y aprecia las comidas que preparo. Él prepara la mesa y friega los platos. Es quisquilloso en cuanto a la limpieza, pero

de la mejor manera. Se da cuenta de la suciedad en lugares que yo no la he notado. Recuerdo mirar por la ventana con asombro, mirándolo lavar los recipientes cromados que sujetaban el

cepillo para el inodoro y el desatascador. Sé que algunas parejas creen que compartir pasatiempos y deportes es fundamental. Nosotros no. Si Jonathan anuncia que va a hacer una caminata, le

digo: “Bien. ¡Qué disfrutes!”. Compartimos los mismos valores, la misma religión, las mismas opiniones políticas y la misma opinión sobre la convivencia: está sobrevalorada. ¿Me importa que

este exresidente de Liverpool pueda ver partidos de fútbol durante todo el fin de semana? Para nada. Cuando desaparezco para escribir, ¿le importa que lo deje haciendo sus crucigramas,

leyendo sus libros, trabajando en lo suyo? No. Si hay un secreto para nuestro éxito, creo que es esto: el amor entre dos personas razonables que aprecian su cómoda proximidad. De vuelta en

la ciudad, tenemos una cita romántica establecida los miércoles por la noche; cuando no estamos juntos durante otras noches de la semana, tomamos cócteles a través de FaceTime. Si Liverpool

tiene un partido en la semana, lo vemos juntos, a distancia, y enviamos nuestros comentarios por mensaje de texto.