Gary Sinise les rinde homenaje a los veteranos de la generación posterior al 11 de Septiembre

Gary Sinise, Jeremy Haynes y Chelsea Aiko Haynes posan para una foto durante el Invincible Spirit Festival en 2016. Tim Lundin/Gary Sinise Foundation Facebook Twitter LinkedIn

Las personas en Estados Unidos y el mundo se vieron profundamente afectadas por los atentados terroristas consumados en nuestro país el 11 de septiembre del 2001.

La trágica pérdida de vidas y la violencia perpetrada aquel terrible día nos dejaron roto el corazón. Lo ocurrido también incitó a muchas personas en el país a la acción y al servicio. Ese

servicio, como en generaciones anteriores, tenía un precio.

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Recuerdo claramente aquella mañana de martes, mientras lo veía por televisión. Sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago y me hubieran dejado sin aliento. A medida que

pasaban los días y las semanas, el dolor y la tristeza se hacían más fuertes, y las imágenes de aquel día se repetían una y otra vez en mi cabeza. Estaba decidido a hacer algo, y aquel otoño

de hace 22 años, un profundo sentimiento de patriotismo empezó a eclipsar mi dolor, mi rabia y mi miedo.

(Enlaces en inglés.)

El servicio a los demás y el apoyo a los hombres y las mujeres valientes que se ofrecieron para defender nuestro país se convirtieron para mí en un llamado a la acción. Mi corazón se afligió

por las familias de las casi 3,000 víctimas fatales del 11 de Septiembre, y el servicio y el voluntariado a través de lo que se convertiría en la Gary Sinise Foundation fueron la corriente

de curación que me ha dado fuerzas y me ha sostenido todos estos años. 

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La respuesta armada de Estados Unidos a la atrocidad del 11 de Septiembre comenzó el 7 de octubre del 2001, cuando se iniciaron las operaciones de combate en Afganistán. Cada año, esta fecha

marca un momento apropiado para hacer una pausa en la vida cotidiana pensar y reflexionar sobre la situación.

En lo que se conoció como la guerra global contra el terrorismo, 4,431 personas de EE.UU. perderían la vida en Afganistán y 2,354 en Irak. El número total de heridos todavía me deja

perplejo: 52,153. En total, alrededor de 1.9 millones de militares de Estados Unidos se desplegaron en esas dos guerras.

Detrás de las estadísticas hay personas reales: no solo quienes hicieron el mayor de los sacrificios o sufrieron lesiones que les cambiaron la vida, sino también sus familias y amistades.

Ha sido el honor de mi vida viajar por todo el mundo en apoyo de nuestras tropas, visitar bases militares y hospitales estadounidenses para levantar el ánimo y transmitir un mensaje de

gratitud del pueblo del país.