Becaria del premio propósito elizabeth shaughnessy

El ajedrez es una herramienta extraordinaria para fomentar el desarrollo cognitivo, social y académico de los niños. Durante 40 años, Berkeley Chess School ha ofrecido clases de múltiples

niveles, campamentos, grupos y torneos anuales para más de 7,000 niños y adultos en el área de la Bahía de San Francisco. Enseñar ajedrez en forma gratuita o con bajo costo es la esencia de

nuestra misión. Un tercio de todos los niños que participan en nuestros programas basados en pagos reciben becas.  El programa gratuito de difusión del ajedrez ayuda a niños y jóvenes con

desventajas económicas y en situaciones de riesgo en escuelas del Título 1 con muy pocos recursos. Ningún niño es rechazado por no poder pagar. EL PROBLEMA QUE ESTOY INTENTANDO SOLUCIONAR

​​En California, solo el 15% de los estudiantes afroamericanos y el 18% de los estudiantes latinos alcanzan o superan el nivel estándar de matemáticas para el 8.o grado, en comparación con 

el 42% de los estudiantes blancos y el 68% de los estudiantes asiáticos. Esta disparidad se alimenta de varios factores, entre ellos, la pobreza infantil, las escuelas segregadas y sin

fondos y las expectativas más bajas para los estudiantes de color. La brecha de las oportunidades empeoró durante la pandemia.​ El ajedrez es una manera de nivelar el campo de juego. Cuando

un niño juega al ajedrez, debe pensar en forma lógica y formular preguntas. Cuando mueve una pieza, toma decisiones en tiempo real y vive con las consecuencias. El juego mejora las

habilidades de pensamiento crítico, lo cual ayuda a mejorar los resultados académicos de todos los jóvenes.​ EL MOMENTO QUE DESPERTÓ MI PASIÓN POR ESTE PROYECTO Uno de mis primeros recuerdos

es ver a mi padre jugando al ajedrez con una persona  refugiada que se alojaba en nuestra casa en Irlanda durante la Segunda Guerra Mundial. A los 5 años, yo jugaba con mi familia para

divertirme. Me encantaban las tácticas, la estrategia y, por supuesto, me encantaba ganar. Más tarde fui la campeona de ajedrez femenino de Irlanda y jugué en Olimpiadas en todo el mundo. 

Cuando acepté dar mi primera clase gratuita de ajedrez después de clases en la escuela primaria de mis hijos en 1982, llevé seis juegos de ajedrez prestados y esperaba tener diez niños,

incluidos los míos. Vinieron setenta. Fundar Berkeley Chess School fue algo inevitable, y una vez establecida, debíamos acudir a donde más nos necesitaban: a las comunidades menos

favorecidas. LO QUE DESEARÍA QUE OTROS SUPIERAN